Hoy tengo la sensación más real del poder ortográfico del punto. Hoy es como un punto, no sé aún si es punto aparte o punto seguido pero sé que algo pide detenimiento.
Lo que realmente quisiera es que sea un punto aparte, que quede un párrafo atrás y que no se repita.
El párrafo anterior, el que quiero dejar atrás está repleto de mi estupidez, de mis afanes de compensar lo recibido, de mi cara de pendeja que se deja ver, está lleno de todo lo que termina conmigo y con lo que realmente deseo.
Ese párrafo se ha escrito muchas veces y siempre termina igual, con la misma sensación de una condena, de algo que no puedo cambiar, que me lleva no más por ahí, que no me deja decir las cosas a tiempo y de frente, que alimenta mi miedo y sólo me lleva a la parte más triste de mi i-tunes.
Quiero que sea punto aparte porque los puntos suspensivos de este párrafo están volviéndome loca.