domingo, 15 de marzo de 2009

1915


En 1915 nació Julia. En 1915 nació Edith. Julia vivía en Cuenca, Edith en Paris. Julia vivía con cuarenta sirvientes en los bajos de su casa, Edith se paseaba en los cuartos de sus madres postizas, unas cuantas prostitutas parisinas.
El padre de Julia iba al senado, el padre de Edith iba a la calle a contorzionarse. Edith empezó a cantar en las calles de Paris, Julia recitaba poesías en la Fiesta de la Lira. Las dos actuaban bajo la mirada de su padre, las dos sabían que su arte provocaba.
Julia y Edith se enamoraron de hombres hermosos y las dos perdieron un día a su amor, con la sensación de una muerte temprana, incomprensible. Nunca más volvieron a amar así.
Julia tuvo 8 hijos, Edith tuvo una hija que murió a los 2 años. Las dos tenían una voz fuerte y decían siempre lo que pensaban. Edith no paraba de tomar, Julia no paraba de fumar. A la edad en que Edith ya había cantado en el Olympia, Julia encendía su primer cigarrillo.
Edith se fue a vivir a New York, Julia se fue a Quito. Las dos se sintieron eternamente extranjeras y no negaban su malestar, su falta de entendimiento sobre lo que sucedía ahí, lejos de su ciudad.
¿Y yo? ¿Por qué me siento tan conmovida porque Edith Piaf y mi abuela hayan nacido en el mismo año? ¿Qué conexión quiero econtrar entre las dos? Tal vez no hay nada que en su vida las haya vinculado más que yo. El re-encuentro con la vida y la música de "la Piaf" y encontrar el 1915 ya tan familiar en mi genealogía, provocó el querer saber o entender que Julia y Edith, al fin y al cabo, hicieron lo que quisieron, fueron más fieles a su deseo que lo que soy yo...
En la cercanía de sus propias muertes, Julia y Edith pudieron tal vez pensar: "Non, je ne regrette rien"

1 comentario:

Diego Alberto Martínez dijo...

La vida es absurda e ínfima, enana, pequeña. Va a la muerte como obvio... Hay que hacer de ella, exagerada y propia. Lindo texto.