sábado, 17 de septiembre de 2011

CUERPO

Mi cuerpo, el que ahora hace de sus dedos la extensión de su pensamiento, es al fin y al cabo, sólo carne, sólo sangre, sólo tejidos.
No es posible convivir con la mortalidad, creemos que vivimos con ella, que estamos conscientes de su presencia, pero cuando aparece nos deja sin palabras, nos hace saber lo mínimo y al mismo tiempo lo grandioso de nuestra existencia.
Se van, nos vamos, nos quedamos, se quedan.

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