domingo, 26 de enero de 2014

Paris et toutes nous mêmes


Vinimos buscando la belle époque, a Sartre, a Beauvoir, a Lacan y a Channel

Vinimos para saber cómo suena el francés saliendo de nuestras bocas, y a ver si parecemos inteligentes, elocuentes, cuestionadores de la vida, intelectuales y artistas

Vinimos para saber cómo el gris  y la lluvia pueden ser románticos

Vinimos para que nos pinten, nos retraten, para crear lo que pocos crearon en Paris y volvernos inmortales, queriendo recoger los pasos de Hemingway, Cortazar, Fuentes, Adoum

Vinimos y nos encontramos con tantos otros que buscan lo mismo

Vinimos con una pretensión de no ser quienes somos

Y ahora que me encuentro con mi búsqueda bellamente desvanecida, sé que me gusta más la música árabe, los paisajes de un Paris con aguacero que se llenan de lenguajes distintos, mi cabeza que se empieza a llenar de canas de tanto vivir, de tanto que se vive aquí

Ahora disfruto de los meseros que tienen que aguantar nuestra pronunciación extraña y sueltan los platos sobre nuestras mesas, como único gesto de neurosis que les queda para ofrecernos

Ahora mi búsqueda es otra, mínima; los niños vestidos como astronautas para sobrevivir el frío, la calle agrietada por donde se van las sobrevivientes hojas del otoño durante el primer día de lluvias, las jóvenes que lloran en el metro, los locos que casi siempre me saludan, los colores que visten los africanos, los ancianos que han perdido la motricidad de la marcha, pero no la dignidad para ir a comprar cada sábado sus cebollas y su pan,  y ese hombre que esperó ayer más de una hora en el parque fuera de mi ventana a que llegara ella, pero ella nunca llegó

Beauvoir ya no está en el Café de Flore, pero sí en todas esas mujeres que luchan porque nunca nada es suficiente, porque nada se compara con el amor de una mujer, ni siquiera el amor de un hombre. Sartre me abandonó por idiota y mediocre, Channel se ríe de mi falta de estilo y seguro que Lacan se ríe también viendo como me invento ilusiones para sobrevivir el malestar, que no es tan malo  en realidad, porque entre todo lo que quise buscar y encontrar, me encontré


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